La Doble Moral de Occidente


Los mismos países que mandan ayuda a los saharauis perpetúan su drama por intereses económicos”, señala una reciente publicación del Frente Polisario en su página web. Pero ¿es esto posible? No sólo es posible, ya que la ayuda internacional puede contribuir de manera franca a que una situación nunca cambie, como la ayuda enviada por el Gobierno Español al pueblo saharaui, que en realidad, lo único que hace es perpetuar la situación de vida precaria en los campos de refugiados, ya por más de 30 años, en vez de buscar una solución real al conflicto saharaui. Los intereses económicos de España en Marruecos son cada vez más ingentes, con una creciente cantidad de empresas españolas intentando llevar a cabo proyectos en Marruecos, que ante la situación de crisis económica como la que vive España, podría llegar a ser vista casi como una oportunidad de salvación, pero ¿cuál es el precio? El pueblo saharaui vive en sus carnes, día tras día, la política exterior del Gobierno Español. Entonces, el supuesto de mejor mantener la ayuda internacional, para que nada cambie, pareciera no resultar del todo descabellado.


Otro ejemplo similar, esta vez con respecto a Latinoamérica, ha expuesto Anastasia O’Grady (editora de la columna de las Américas del Wall Street Journal), al señalar que “La ayuda externa mantiene a Latinoamérica en la pobreza”. Esta afirmación apunta a que en realidad lo que se está propiciando es la perpetuación de un statu quo, como si en realidad no se quisiera que esta zona emergiera y surgiera, como lo está haciendo China, India o Brasil.

Pareciera ser una opción no del todo descabellada para algunos Gobiernos, enviar un tipo de ayuda escasa, paliativa y del todo marginal que, en realidad, no se traduce en un desarrollo efectivo, quizás como una forma de evitar
economías emergentes que pudiesen poner en riesgo la posición actual de poder económico y dominio en las transacciones comerciales, sin importar, en absoluto, la pérdida de vidas de millones de seres humanos cada año por esta perpetuación. Vuelvo a las palabras de Jean Ziegler: "quien muere de hambre es víctima de un asesinato".

La Unión Europea no es ajena a este tipo de actuación y así, por una parte, mantiene las férreas restricciones de mercado que impone a través de su Política Agrícola Común, impidiendo el ingreso de alimentos provenientes de países empobrecidos (ricos en recursos naturales) y que podrían significar un real despegue de economías frágiles. A cambio, ofrece un conjunto de ayudas paliativas a través de la Comisión Europea y sus programas de cooperación al desarrollo, que en nada resuelven los problemas de pobreza y de hambre en el mundo. El documental “La poderosa agricultura europea” da cuenta con creces de esta situación, de este doble discurso, de esta doble moral.



¿Por qué existe el hambre en el mundo? La respuesta sigue siendo extremadamente cruel, inhumana, escalofriante y simple: porque así se ha querido y porque así lo hemos permitido.