Acabar con el hambre en el mundo
“Sé, que lo imposible se puede lograr
que la tristeza algún día se irá
y así será, la vida cambia y cambiará”
Diego Torres

¿Por qué todos los días mueren de hambre –seguramente de dolor también ante la mirada impasible de quienes han originado su muerte– y están sub-alimentados millones de niños, niñas, mujeres, hombres, ancianos y ancianas en el mundo?



Quizás la respuesta a esta pregunta pueda resultar escalofriantemente más sencilla de lo que a muchas personas les cabría esperar y, por lo tanto, muy lejos de intrincadas elucubraciones o de formulas inabordables de entender por su complejidad. Más aun, algunas personas podrían llegar a estimar que como es un problema tan “complejo” entonces no cabría nada más que aceptar esta condición prácticamente endémica de la humanidad, como una cruel fatalidad que nunca podría ser cambiada.

El hambre en el mundo no es una casualidad, todo lo contrario, el hambre en el mundo se encuentra perfectamente organizada. Así de claro lo manifiesta Jean Ziegler, relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentaciónen en su ensayo “El Imperio de la Vergüenza”. Asimismo, enfatiza Ziegler, son la Deuda y el Hambre las autenticas armas de destrucción masivas de este planeta, que afectan a miles de millones de personas este fin de primera década del siglo XXI.

También Ziegler nos recuerda que:
• “Las 255 fortunas privadas más importantes del mundo…equivalen a la renta anual acumulada de los 2.500 millones de personas más pobres del planeta, es decir, el 40% de la población mundial”.
• “Quien muere de hambre es víctima de un asesinato”.
• “Se produce entonces una regresión: el gladiador se convierte en la figura emblemática del modelo social dominante. El fuerte tiene la razón, el débil está equivocado”.
Otras obras del mismo autor, como “El libro negro del capitalismo" (2002) o "Los nuevos amos del mundo y aquellos que se les resisten" (2004), también pueden servir de referencia para una mejor comprensión de la pregunta planteada.

Entonces, la respuesta al hambre en el mundo no sólo sería escalofriante sino también terrorífica, ya que en realidad –todo indica que así es– se encuentra perfectamente organizada.