Solo el amor transformará en milagro el barro




En la profundidad de nuestra alma es donde reside la luz. En cualquier alma humana existe esta luz y es nuestra hermana. Desde nuestra luz emerge la sabiduría, el entendimiento, la paz, el amor y la creación de todo aquello que podemos realizar, de aquello que podemos crear y que transforma el mundo devolviendo esta alma humana a la tierra, para convertir nuestro planeta en un espacio de solidaridad y de creación de soluciones, de cuidado por la tierra, por el agua, por el aire y todas sus formas de vida, submarinas y terrestres, plantas y animales, seres humanos de aquí y de mas allá. El planeta continua siendo abundante en riquezas, incluso allá donde pueda existir pobreza.

Para acabar con el hambre en el mundo es necesario entonces que la luz de nuestro interior se haga presente, alumbrando nuestro propio sendero de creación, nuestro camino de maestro alfarero capaz de dar vida y belleza a formas de barro aun no concluidas, que debemos dar a luz desde nuestro amor profundo, sin importar realmente cual sea la obra en cuestión ni nuestro oficio o profesión.

Si somos profesores de una escuela, solo el amor hará nuestro trabajo imperecedero en las almas de nuestros alumnos, si somos personal dedicado a la salud pública, solo el amor devolverá la belleza a nuestra labor de atención de los pacientes, si nos dedicamos a la limpieza de recintos públicos, solo el amor y la alegría por el trabajo bien realizado, que no espera nada a cambio, permitirá regresar a nuestros hogares con la alegría de vivir, de estar vivos construyendo el mejor mundo posible desde la fuerza del amor, desde nuestra luz, esa fuente inagotable y única capaz de transformar el mundo y de acabar con sus flagelos, como la muerte por falta de alimentos.

Si queremos cambiar el mundo, debemos cambiar nosotros, solamente así ocurrirán los milagros, gracias a la fuerza de nuestro amor y felicidad de vivir en coherencia con nosotros mismos. No hay nada que temer, nada. Si nos atrevemos a vivir desde la luz de nuestro amor, el sol continuará iluminando la tierra y, eso sí, nuestra vida y la de los demás habitantes del planeta seguramente serán un poco mejor, un poco más alegre y un poco más digna, porque nosotros mismos estaremos viviendo en la dignidad y la coherencia como hijos e hijas de una luz que ama y que jamás dejaría morir a un ser humano de hambre, porque no habrá cielo ni tierra que no seamos capaces de remover para que este flagelo deje de ocurrir por fin en nuestro planeta.

Solo el amor transformará en milagro el barro que se encuentre en nuestras manos para ser moldeado. Adelante entonces desde nuestro ser profundo.