La humanidad y el planeta no puede estar en manos de quienes desprecian la vida, cualquier vida.
"Crear es resistir
Resistir es crear"
Stéphen Hessel

Todos y todas podemos aportar en esta lucha, todos y todas podemos mejorar un poco más cada día.

Para acabar con el hambre en el mundo es necesario acabar con la hipocresía y las constantes mentira
s sostenidas por los poderes de facto que buscan el lucro a cualquier precio, sin importar si el beneficio se realiza a costa de vidas humanas o de la extinción de especies, de la contaminación del aire o del agua, de este medio ambiente que co
mpartimos y que entregaremos en herencia. No podemos dejar a la humanidad y al planeta en manos de quienes desprecian la vida, cualquier vida.


Pero ¿estos poderes de facto actúan solos o actúan bajo la connivencia de personas de lo más comunes y corrientes, como usted y como yo? (aunque en realidad no creo en seres humanos comunes y corrientes sino en seres humanos extraordinarios, aunque muchas veces inconscientes de su propio valor y capacidad). Por ejemplo, la explotación laboral de inmigrantes: piense usted en cualquier país de Asia, Europa, Oceanía o América que reciba flujos migratorios de seres humanos: ¿cree usted que se respetan cabalmente los derechos humanos y laborales de las personas inmigradas? Los informes de organizaciones de derechos humanos e incluso la propia Comisión Europea nos señalan -desalentadoramente- que existe un "escandaloso" nivel de discriminación en Europa, especialmente cuando se intenta encontrar un empleo.

La línea base que nosotros mismos hemos trazado como especie la hemos denominado "Derechos Humanos Universales", que deben ser la línea divisoria entre aquello que debemos y aquello que no debemos aceptar jamás (el derecho al trabajo se encuentra recogido en el artículo 23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos).

Para acabar con el hambre en el mundo es necesario acabar con la hipocresía y la mentira, en primer lugar, de nosotros mismos, y no solamente acabar con la hipocresía y la mentira de corporaciones gigantescas que jamás llegamos a conocer del todo, que sí existen y que sí están realizando una función perniciosa, haciéndose necesarios varios planetas tierra simplemente para satisfacer el apetito voraz de sociedades, de personas -como usted y como yo- acostumbradas al despilfarro de materiales, de energía, de naturaleza, sin tomar en consideración los costes humanos y medioambientales de tan caprichoso modo de vida.

Continuamos buscando allá afuera de nosotros, en el consumo, aquello que nos podría conducir hacia la felicidad y el bienestar, sin darnos cuenta que quizás la búsqueda del desarrollo de nosotros mismos como seres humanos, el atrevernos a vivir nuestra "historia personal" -como Paulo Coelho nos invita a probar- podría ser realmente la única llave capaz de abrir la puerta a un mundo de cambios, partiendo por nosotros, con algo tan sencillo como el cambio de nuestra forma de consumir y de cuidar el planeta. Este sencillo cambio haría temblar a la más poderosa de las corporaciones que actúe en las sombras.

Para acabar con el hambre en el mundo es necesario que exista una mayor humildad en sociedades y personas que hasta hoy han sido arrogantes y derrochadoras. También es necesario que en estas sociedades que engordan y sufren depresión se alcance una condición sin equanon y quizás una primera verdad: mi vida no es más importante que la de otra persona. No soy el centro del universo y hay más vida, mucha vida también más allá de mi mismo, que debe ser cuidada y atendida. Algo que podríamos internalizar asimismo en nuestra forma de vivir y sentir la democracia.

El ver la vida más allá de mi propio ser puede ser el camino para comenzar un destino común, con la firmeza de lograr un acuerdo mínimo para que en el mundo, nunca más, un ser humano padezca de hambre. Simplemente porque es inaceptable y quienes queremos construir un mundo mejor y más amable -estoy seguro es la mayoría de las personas que habitamos este planeta- no podemos aceptar jamás: la muerte por hambre de un ser humano en nuestro planeta y la desaparición de especies, debido a la perpetuación de la avaricia, de la arrogancia y el despilfarro.

Todos y todas podemos contribuir en este cambio, quizás podríamos comenzar por probar con nosotros mismos.